Decorar un árbol es una de las tradiciones que caracteriza la Navidad. En esta época, la presencia de un pino adornado con hermosas luces y adornos da otra vida a las casas, a las calles e incluso a los centros comerciales.
Pero ¿por qué este ritual nos hace entrar en el espíritu navideño?
Hay muchas historias y varias leyendas que cuentan el origen de esta práctica y de los significados que a lo largo de los tiempos le han sido atribuidos.
La Tradición de Decorar un Pino
La costumbre de decorar los pinos no es reciente: los antiguos pueblos tenían por costumbre adornar árboles en fechas conmemorativas. Para ellos el pino representaba la vida y la esperanza, por ser un árbol resistente que mantenía el verde y la belleza incluso durante el invierno. Pero esta práctica no estaba todavía asociada a la Navidad (porque ésta no existía).
El primer uso documentado de un árbol en las celebraciones de Navidad y Año Nuevo fue en 1510, en Letonia. Aún hoy podemos encontrar en la plaza de la ciudad de Riga una placa que señala el lugar exacto donde el pino estuvo expuesto.
Decorar un pino en la Navidad se hizo popular en 1846, gracias a la Reina Victoria y al príncipe alemán Albert. Cuando los monarcas aparecieron en el periódico de Londres con sus hijos alrededor de un árbol de Navidad, inmediatamente se convirtió en moda – no sólo en Gran Bretaña, sino en todos los países de habla inglesa, extendiéndose después a otras partes del mundo.