La señal de la onda gravitatoria fue detectada por el LIGO (Laser Interferometer Gravitational- Wave Observatory) en los EE.UU., el día 14 de septiembre del año pasado y el anuncio que lo confirmó se produjo en una conferencia de prensa producida el 11 de febrero. David Reitze, Director Ejecutivo del LIGO en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) anunció “Detectamos ondas gravitacionales. ¡Lo conseguimos!”
Einstein afirmó, en su teoría, que el continuo espacio-temporal podría deformarse por la Gravedad y que, cuanto mayor fuese el objeto, mayor sería su efecto. Si estos objetos enormes están en movimiento, deberían crear una oscilación (o curva) en el continuo espacio-temporal – las denominadas ondas gravitatorias.
Básicamente, cuando un evento cataclísmico se produce, como el choque de agujeros negros o la explosión de las estrellas, estas curvas se propagan como ondas gravitacionales. ¿Puedes imaginar las ondas que forma una piedra al caer en un estanque? Pues es como si el continuo espacio-temporal fuese el lago y el evento cataclísmico fuese la piedra; en este ejemplo las ondas gravitatorias serían las ondas que se propagan en el agua.
Las olas descubiertas el año pasado por el LIGO se generaron por el choque de dos agujeros negros – uno de los pocos eventos suficientemente poderosos como para producir ondas gravitatorias, capaces de deformar el tejido espacio-temporal, creando olas que se propagan por el Universo y que ahora somos capaces de detectar.
Los dos agujeros negros se unieron hace unos 1,3 mil millones de años y tenían masas semejantes – uno pesaba unas 36 veces la masa del Sol y el otro unas 29 veces. La probabilidad de que este descubrimiento sea un error es de 1 frente a 6 millones.
En este vídeo puedes escuchar uno de los agujeros negros chocando contra el otro.
El profesor Bob Bingham, físico en el Science and Technology Facilities Council del Reino Unido dice que “este descubrimiento abre camino para que podamos mirar hacia atrás en el tiempo y llegar hasta la formación del Universo”.
Este acontecimiento histórico marca una nueva Era para la Astronomía.