Cuando hablamos de ilusiones ópticas nos referimos a aquellas ilusiones que “engañan” a nuestro celebro haciéndonos creer que estamos viendo cosas que realmente no existen.
Las ilusiones ópticas pueden producirse de manera natural o podemos crearlas a propósito para ver cómo capta e interpreta nuestro cerebro las distintas imágenes que captan nuestros ojos.
La explicación científica que hay detrás de este fenómeno es la siguiente:
Cuando la luz llega a la retina, el cerebro tarda aproximadamente una décima de segundo en traducir esta señal en una imagen. El retraso que se produce entre el momento en que recibimos la información y el momento en el que la interpretamos hace que el cerebro cree las imágenes que cree que aparecerán unas décimas de segundo después. Es decir, el cerebro imagina algunas percepciones para compensar ese “retraso”.
¡Hay miles de imágenes que causan ilusiones ópticas pero vamos a ver algunas de las más comunes!
La ilusión en un tablero de ajedrez, el cuadrado A parece más claro que el cuadrado B, ¿verdad?
¡Pues es exactamente del mismo color!
La ilusión del Pozo hace que el cerebro defina un tamaño de un objeto según la distancia a la que lo percibe. El tercer coche parece más lejano y más grande.
¡Pero realmente los 3 coches tienen el mismo tamaño!
Y aunque no lo parezca, estas viendo 3 círculos perfectos:
¡Observa el punto verde y fíjate en cómo desaparecen los puntos amarillos!
De estos dos círculos naranjas, ¿cuál es más grande?
¿Qué escaleras suben y cuáles bajan?
Los puntos parecen todos blancos pero si mueves los ojos verás que aparecen algunos puntos negros ¿no?
¿En qué dirección se mueve el carruaje? ¡Pestañea y cambiará de dirección!